Lunes Santo, día de barrio por
excelencia, Sevilla se revuelve entre capirotes pues de todas partes vienen a
su catedral para su estación de penitencia poder realizar, desde Triana, San
Pablo y como no, el Tiro de Línea.
Hoy toca hablar de una hermandad, pero
para mi personalmente, esta hermandad no es una hermandad más, es un barrio
entero, barrio cautivo de su Cautivo, que solitario y con la mirada baja, va
por Sevilla con su túnica morada al viento, con sus manos atadas, la cara
ensangrentada, tres potencias perennes en su cabeza y cuatro ángeles que bajo
los guardabrisas, le cuidan las esquinas de su paso.
Y que decir de Mercedes, la vecina mas
humilde, la madre no solo de Dios sino de su barrio, del cual solo le pueden
llover pétalos y saetas porque durante todo el año está aquí, aun con lágrimas
vivas en sus mejillas, para velar por nosotros, solo como una madre haría, y
todos los lunes santos sale bien arreglada, cual señora para pasearse por
Sevilla.
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