jueves, 16 de marzo de 2017

Orando en Getsemaní

Sólo Sevilla es testigo de este cáliz tan amargo, así hablaba el pregonero Rafa Serna del momento en el que Jesús aceptaba la voluntad del Padre. Arrodillado en Getsemaní, orando, sin consuelo alguno y llegando a sudar sangre, Jesús se entrega a su pasión que estaba a punto de comenzar: Padre hágase en mi según tu palabra, pero que no sea mi voluntad sino la tuya.

En la calle Feria, desde una pequeña capilla nos llega el misterio que representa ese justo momento en el que Jesús conoce que la voluntad del Padre es que se sacrifique por nosotros, y se entrega totalmente a esta voluntad aún sabiendo lo que va a sufrir. Los apóstoles duermen bajo el olivo mientras el ángel aparta el cáliz de Jesús cumpliendo así con sus palabras: Padre si quieres que pase aparta de mi este cáliz. Y así se nos entrega cada Jueves Santo, sumiso a la voluntad, orando sin consuelo alguno.

Rosario, que mejor rezo para la hermandad que representa a Cristo orando, que mejor nombre para una madre que invita al recogimiento, que mejor sonido para rezarle que los doce rosarios que cuelgan de sus varales dando ese sonido tan característico. Madre del Jueves Santo, que desde la Calle Feria viene orando plegarias por su hijo que será condenado.

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