sábado, 25 de marzo de 2017

A mi gitano de la cava

Al final de la Calle Castilla, el Viernes por la mañana cuando aún por el puente hay restos de Esperanza, desde su basilica una hermandad se prepara. La hermandad del Cachorro, crucificado de Triana.

Cuando ante ti me pongo Señor, no se explicar lo que siento, es dificil responder mi pregunta ¿Estás vivo o muerto? Das tu último aliento, esa última bocanada de aire, la última gota de sangre por nosotros. Pierdes tu mirada, todo está hecho y sin embargo cuando te miro siento que no estas muerto que aún queda mucho para que llegue ese momento. Cachorro que tú vives, que aun no estas muerto, que siempre habrá un sevillano que te de un sorbo de aliento, ese que necesitas para no girar tu cabeza al suelo, ese que te hace falta para seguir mirando al cielo. Cachorro no desfallezcas, que en tus clavos están mis lamentos, esos a los que te aferras haciendo un último esfuerzo.

Ese aliento que te da tu Madre, Patrocinio de mis anhelos, Señorita de Triana, por Sevilla y para el cielo. A ti Madre mia que guardas en tus adentros, esas cenizas antiguas de tu imagen de recuerdo. Andando muy despacito, en la noche del Viernes Santo, suena La Madrugá y poco a poco te marchas andando, buscando de nuevo tu puente y volver a casa navegando, tras mi gitano de la cava por el cual vivo rezando.

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