miércoles, 8 de marzo de 2017

Los Javieres por Feria

Por la ojiva de Omnium Sanctorum comienza a adentrarse la luz del Martes Santo, la cruz de guía, arbórea, sencilla, sin ornamentos, ahí está la cruz en la que Cristo dio la vida. Nazarenos de ruán negro, en respetuoso silencio avanzan por Feria.

Y esa cruz que abre el cortejo es en la que viene clavado el Cristo de las Almas, solo, ya muerto sobre el monte de claveles rojos, con ese andar pausado, reposado, dejando caer los kilos y llevando un compás que aún en silencio dulcifica el andar de este paso.

Y su madre, la que nos da su Gracia y su Amparo cada día, la que en su altar esta siempre a los pies de su hijo aunque ahora lo lleve un poco mas lejos y deseando de poder ver esa imagen frustrada el año pasado de verla acompañada por el Discípulo Amado, San Juan.

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