jueves, 2 de marzo de 2017

Lanzada en San Martín

  Miércoles Santo, la plaza de San Martín se viste de rojo. Rojo los capirotes de los nazarenos que acompañan a la hermandad, y rojo el costado del Señor que fue lanceado en el costado, del cual brotaba sangre y agua.

  Un barco más que un paso, cruza la calle Cuna. Suena la banda de CCTT de las Tres Caídas interpretando Silencio blanco. Llega el sólo, y el misterio se para, no se posa en el suelo, los cuerpos quietos, aguantando la pelea, los kilos caen, aplastan, pero no se mueve ni un costalero, acaba el sólo, y como si acabara de levantarse, los costaleros avanzan con el izquierdo por delante con poderío.

  Oscuridad en la plaza, sólo la candeleria de la Virgen. Viene fina y elegante, llena de sevillania, ella no quiere recogerse, y en una vuelta interminable se vuelve al pueblo, que en un silencio sepulcral la ve a ella. El Miércoles Santo da los últimos compases. ¡Volverse! Manda el capataz, sólo se puede oír algunos hermanos llorando, todo ha salido a pedir de boca, hay abrazos, el capataz llama al martillo, ella se eleva a los cielos para caer en Sevilla. ¡Venga de frente poco a poco! Se nos va, muy poco a poco, saboreando los últimos compases, y en La plaza de San Martín, ella nos deja la noche del Miércoles Santo, un buen fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario