domingo, 26 de marzo de 2017

Orgullo de Sol

¿Cómo te hablo del Sol sin mencionar mi casa? ¿Cómo te hablo de su gente sin mencionar mi familia? ¿Y cómo te hablo de mi vida sin pasar por su capilla? Sol, sólo tres letras me bastan para resumir cada latido de mi corazón. ¿Cómo te hablo del Sol sin que quiebren mis sentimientos?

Señor mio, que tu mano llevas al pecho, a ese tu corazón, el mas puro, bondadoso y bueno, ese que entregaste para que mis pecados se desvanecieran y en el fuego perpetuo ardiesen. Varón de Dolores que abrazas tu cruz, tu instrumento de martirio y te aferras a ella como ultimo suspiro antes de resucitar y volver a estar aún mas vivo. Divina Misericordia, esa que tu llevas a gala, esa que nos enseñas cada dia cuando con tus ojos nos encontramos y te tenemos tan cerquita en ese lateral de tu capilla, donde paciente esperas los besos de esas abuelas que pasan cerca de ti y te rezan y tu siempre escuchas y consuelas. Veo en tu rostro Señor, el amor mas verdadero, ese que se da sin esperar nada a cambio, el mas sincero te quiero, ese que te lanzo cuando a solas nos quedamos en el más profundo silencio.

Y ahora que estoy ante ti, casi ni me salen las palabras, ¿Cómo quieres que te escriba, si ya sabes lo que pienso? Si no puedo sorprenderte con nada, si conoces hasta mis silencios, ese que dice las mejores palabras cuando a tus ojos me enfrento. Dime cómo madre mía te digo un solo sentimiento que tú no sepas que existe en lo mas hondo de mis adentros. Cuantos días cerquita, hablando sin ataduras, diciéndote todo lo que guardo sin ningún tipo de miedo. Cuántos días que estando lejos cojo de mi cartera tu estampita y te rezo e imagino que vuelvo a encontrarme contigo: Madre te echo de menos.

Y cómo hablo yo ahora, del Sábado Santo que anhelo, ese que os lleva a la gloria, que os da un buen paseo para que toda Sevilla conozca el Sol más verdadero. Sábado de plumas blancas, de bendición sonando y todo empieza de nuevo, de ruan verde, mi hábito nazareno, del que se viste mi corazón cada noche en mis sueños. Y ver de nuevo tu palio, singular como ninguno, ver tu sacra y tus tres luces, tus faroles y candeleros, tu cresteria de plata y también tu techo. Y sobre todo verte a ti, madre del pueblo, radiante como el Sol, el más puro y verdadero.

1 comentario:

  1. Alejandro tu también eres un Sol ,siempre lo has sido y siempre lo seras.Que bonitas palabras que solo pueden salir de un corazón tan grande como el tuyo.....

    ResponderEliminar