domingo, 9 de abril de 2017

Y se fue como vino

Se apagaron las velas, se cerro el portón, se consumió el incienso, ya no redobla el tambor, se tiñó el cielo de negro porque todo terminó. Ya no suena el martillo, ni se escucha una voz, no hay capirotes por las calles ni tampoco monaguillos correteando con ilusión. Ya no se escuchan los palermos mandando el andar del tramo, no se escucha la saeta ni el contraguia dirigiendo el paso, no se escucha al costalero mandando los cambios. Se calló la corneta, se recogieron los palcos, no se escucha un ruido del rachear de un paso. Enmudeció el capataz que iba mandando, sólo quedan gotas de cera pegadas al asfalto, testigo de lo que fue, de lo que pasó caminando, todo pasa y todo queda una vez mas como año tras año. Sevilla sólo es silencio, recuerdo de lo vivido, anhelo del pasado, volvieron los días a sumarse al calendario, la cuenta atrás empezó de nuevo, volvemos a sumergirnos en ese sueño que nos llevará a un nuevo Domingo de Ramos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario