lunes, 3 de abril de 2017

Silencio


  Se abre el portalón y suena la saeta a la cruz de guia. Es madrugada en Sevilla, y en la noche fría unos nazarenos de ruan, de capirotes largos, con una promesa de silencio. Al igual que en silencio discurre Jesús Nazareno, con Cruz de carey. Semblante dulce, zancada firme, avanza entre el silencio y las saetas.

  Y una catedral andante avanza en la oscuridas de Alfonso XII, un olor a azahar y a jazmín característico de la Virgen de la Concepción. Un palio que con la luz de los cirios que se refleja en la playa del palio, hace un efecto de luz y pureza que hace que este palio sea de los más llamativos de nuestra semana santa.


  Papá, ¿Estos nazarenos no dan caramelos? Me dan miedo. Son muy grandes. - No cariño, ellos van de promesa, van en silencio todo el tiempo y no miran a los lados. No temas que ellos pasan por la ciudad casi sin molestar, sólo en las levantas de los pasos y la voz del capataz. Papá ¿porque son tan grandes? - Muy fácil hijo mío, los capirotes apuntan al cielo para estar más cerca de Dios, y ellos lo quieren te et cerca. Por eso de su altura.

 
 Al pasar esta cofradía, siempre que vemos un niño, la ve como impactado, una hermandad que gusta desde los mas niños a los mas mayores. Claro ejemplo que como piensan algunos, no sólo de corneta y tambor vive el sevillano

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